Cada vez está más próximo el ataque chino sobre Taiwán, el cual, según los mismos militares estadounidenses, ya tiene fecha, pero más allá de la fecha, otro dato ha sido especialmente perturbador para el ejército de EEUU, pues ha sido revelado que la anexión de Taiwán no sería el final del asunto, sino que sería solo el principio.
Taiwán ha servido para contener a Beijing dentro del mar de China sin libertad de paso hacia el pacífico, en donde EEUU ha situado dos bases militares que sirven para contener también a China: La de Guam y la de Hawái, las cuales han sido designadas como objetivos estratégicos de Beijing para expandir su influencia en el pacífico, provocando un “Pearl Harbor 2.0”, que sería peor que el primero, pues podría ser efectuado con misiles hipersónicos y hasta armamento nuclear.
A medida que se intensifican las preocupaciones sobre una invasión china de Taiwán, un documento publicado el 15 de abril por la Escuela de Defensa de la OTAN ha advertido que la OTAN podría verse involucrada en un posible conflicto que implicara a Taiwán si la lucha se extiende a territorio estadounidense en el Pacífico.
El informe, «La OTAN y una contingencia en Taiwán», del centro de investigación y educación ubicado en Roma, creen que, dado que no hay mucha investigación sobre la posición de Taiwán frente a la OTAN, podría ser útil para la planificación estratégica dentro de la alianza. El resultado de sus análisis les debió haber helado la sangre al G7.
James Lee, investigador adjunto del Instituto de Estudios Europeos y Americanos de la Academia Sínica de Taiwán, es el autor del informe. Expone que cada vez más China se ha vuelto más beligerante en su retórica contra las garantías militares de Estados Unidos a Taiwán.
El almirante John C. Aquilino, jefe saliente del Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos, advirtió recientemente: «Todos los indicios apuntan a que el ejército chino cumplirá la directiva del presidente Xi Jinping de estar listo para invadir Taiwán en 2027», dijo Aquilino. «Las acciones del ejército chino indican su capacidad para cumplir el calendario preferido por el presidente chino para unificar Taiwán con China continental por la fuerza si así se le ordena».
Se cree que cualquier ataque a Taiwán atraería al conflicto a Estados Unidos y a sus aliados regionales, incluido Japón. En su análisis, Lee examina si el ataque militar de China activaría el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece que un ataque a un miembro de la OTAN es un ataque a todos ellos.
Refiriéndose a las islas que conectan la japonesa Okinawa con Taiwán y Filipinas, el informe afirma que «es improbable que se active el Artículo 5 si las hostilidades se limitan a las inmediaciones de Taiwán o de la Primera Cadena de Islas». Sin embargo, el análisis también analiza lo que podría ocurrir en un conflicto que desembocase en un ataque chino contra las instalaciones militares norteamericanas en Hawái.
Muchos han argumentado que las obligaciones de la OTAN respecto a la defensa colectiva no se aplican a Hawái y al territorio estadounidense de Guam porque el Artículo 6 del tratado restringe su aplicación al territorio de los países miembros en Europa o Norteamérica… o en las islas bajo jurisdicción de cualquiera de las partes en el área del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer».
Lee citó la definición de Norteamérica de la División de Estadística de la ONU, según la cual se incluye «la totalidad de Estados Unidos», pero afirmó que la región del Pacífico aún no estaba reconocida oficialmente.
No obstante, el informe afirma que el Artículo 5 podría utilizarse dependiendo de cómo se defina Hawái, pero incluso en ese caso, «el alcance de la acción por parte de los aliados sería relativamente limitado», pues estaría en medio del pacifico, al otro lado del mundo de Europa donde están la mayor parte de los aliados de EEUU.
Lee predijo que EEUU presionará a la OTAN para que impusiera sanciones a China o pediría a las naciones con presencia en el Indo-Pacífico -como el Reino Unido, Francia, Alemania y Canadá- que ayudarán a las operaciones regionales estadounidenses.
Hawái es un territorio estadounidense en el Pacífico que alberga algunos de los principales puestos militares de la región, como la base naval de Pearl Harbor y la sede del Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos, que vigila a adversarios como China y Corea del Norte. Sin embargo, está desprotegida, a diferencia de los otros 49 estados que componen los Estados Unidos de América.
Si se lanzara un ataque contra este territorio estratégico estadounidense, los miembros de la OTAN, liderada por Estados Unidos, no estarían legalmente obligados a defender Hawái. Estados Unidos, por ejemplo, sí estaría obligado a defender a Suecia -que recientemente se unió a la alianza- si un país atacará el estado. Sin embargo, Suecia y otros 30 socios de la OTAN no estarían legalmente obligados a proteger Hawái si un enemigo como China o Rusia atacase Pearl Harbor.
Los residentes de Hawái no son conscientes de que no están protegidos por la cláusula de defensa colectiva de la que disfrutan los socios de la OTAN, según David Santoro, presidente del Foro del Pacífico, el grupo de Honolulu. La CNN citó recientemente a Santoro diciendo: «Es lo más extraño».
«La gente tiende a asumir que Hawái forma parte de Estados Unidos y por tanto está cubierto por la OTAN», señaló. Aunque Hawái es técnicamente el 50º estado de los Estados Unidos de América, no goza de los mismos privilegios que los demás estados. «El argumento para no incluir a Hawái es simplemente que no forma parte de Norteamérica», afirma Santoro.
El Tratado de Washington, que estableció la OTAN diez años antes de la creación del estado de Hawái, aclaró la exclusión. Según un portavoz del Departamento de Estado de EEUU, el Artículo 4 debería aplicarse a cualquier situación que pudiera afectar al 50º estado, ya que estipula que los miembros se consultarán cuando «la integridad territorial, la independencia política o la seguridad» de cualquier miembro se vea amenazada. Hawái, sin embargo, no está cubierto por el Artículo 5.
Los expertos suponen que no se alcanzaría un consenso para cualquier cambio en el tratado que añadiera Hawái, ya que varios otros miembros también poseen territorio fuera de los límites señalados en el Artículo 5.
Esto se hace más problemático a la luz del creciente poderío militar de los enemigos de EEUU y la evidente expansión de su arsenal de misiles convencionales y nucleares de largo alcance, capaces de alcanzar y destruir de un solo golpe una instalación militar estadounidense significativa en la zona.
Se entiende que, incluso en ausencia de la cobertura de la OTAN, los territorios estadounidenses de Guam y Hawái serían esenciales para iniciar las operaciones militares en cualquier guerra del Indo-Pacífico. Después de Taiwán, estos territorios serían lógicamente los siguientes en ser conquistados por China, pues cumplen el mismo objetivo de espiar y contener a China.
Los analistas de defensa especulan con que China querría ganar rápidamente una guerra contra Estados Unidos, emulando el ataque japonés a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial. En el futuro, Pekín puede darle un toque moderno desencadenando un «ataque relámpago» masivo que tenga el potencial de destruir la mayoría de las capacidades militares de la zona Indo-Pacífica.
El New York Post afirmaba que aunque el ejército estadounidense reubicara todos los sistemas de defensa antimisiles que tiene estacionados en Asia, la acumulación de misiles del Ejército Popular de Liberación en la zona del Indo-Pacífico es tan amplia y potente que Estados Unidos no podrá frustrar un ataque chino al estilo Pearl Harbor.
Esencialmente, la exclusión de Hawái de la OTAN y la posibilidad de un asalto ruso destinado a destruir EE.UU. en caso de una batalla a muy gran escala significa que el Estado ya no tiene «un elemento de disuasión» contra un ataque chino en apoyo de una futura campaña de Taiwán. -IMAGEN21
Por otra parte, algunos analistas piensan que un enfrentamiento con ataques chinos a Hawái acabaría provocando una respuesta estadounidense, lo que desencadenaría una batalla a gran escala entre ambos países. Así que la OTAN se vería inevitablemente implicada en la lucha solamente si China atacara a Estados Unidos en su territorio continental.
En una reciente reunión de Xi Jinping con un expresidente de Taiwán, el presidente Chino enfatizó su creencia de que China y Taiwán estaban destinadas a la reunificación: «La interferencia externa no puede detener la tendencia histórica de reunificación del país y la familia», dijo Xi, según los medios taiwaneses, afirmó que los habitantes de ambos lados del estrecho de Taiwán eran chinos, y «no hay rencor que no pueda resolverse, ni problema que no pueda discutirse, ni fuerza que pueda separarnos».
La fecha meta que China se ha puesto, según los dichos del ejército de EEUU, es 2027, pero bien podría ser antes si China así lo decidiese. Esto sería lógico si Beijing quisiera aplicar la estrategia de ataque relámpago, el cual como vimos no solo afectaría a Taiwán, sino que extendería su alcance a los territorios de Guam y Hawái, lo cual sin duda abriría otra guerra sobre el pacífico, la cual ahora, en lugar de ser contra Japón, sería entre China y EEUU.