¡Se encienden las alarmas en Taiwán! Esto debido a que, por primera vez en 5 años, las conversaciones sobre armamento nuclear se han retomado por la imperante necesidad que tiene Washington y Beijing de manejar las altas tensiones geopolíticas que han surgido en los últimos años, sobre todo en lo que respecta al futuro de la isla de Taiwán.
China ha prometido retomar Taiwán por la fuerza, si es necesario, y en tan solo 2 años ha incrementado su arsenal nuclear un 20%, por otra parte, EEUU ha formado un bloque con Japón, Corea del Sur, Inglaterra y Australia para contener el gigante asiático, con submarinos nucleares incluidos. Parece ser que la hora de la verdad en Taiwán está cada vez más cerca.
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LAS PRIMERAS CONVERSACIONES TRAS 5 AÑOS DE SILENCIO
Estados Unidos y China reanudaron, por primera vez en cinco años, las conversaciones semioficiales sobre armamento nuclear, en las que los representantes de Pekín dijeron a sus homólogos estadounidenses que no recurrirían a amenazas atómicas en relación con Taiwán, según dos delegados norteamericanos que asistieron a las mismas.
Los representantes chinos ofrecieron garantías después de que sus interlocutores estadounidenses expresaron su preocupación por la posibilidad de que China utilizara, o amenazara con utilizar, armas nucleares si se viera obligada en un conflicto sobre Taiwán. Pekín considera la isla gobernada democráticamente como su territorio, algo que rechaza el gobierno de Taipéi.
«Dijeron a la parte estadounidense que estaban absolutamente convencidos de que podían prevalecer en una lucha convencional sobre Taiwán sin utilizar armas nucleares», declaró el académico David Santoro, organizador estadounidense de las conversaciones de la Vía Dos, de cuyos detalles informó Reuters por primera vez.
Los participantes en las conversaciones de la Vía Dos suelen ser antiguos funcionarios y académicos que pueden hablar con autoridad sobre la postura de su gobierno, aunque no estén directamente implicados en su establecimiento. Las negociaciones entre gobiernos se conocen como Vía Uno.
Washington estuvo representado por media docena de delegados, entre ex funcionarios y académicos, en las conversaciones de dos días que tuvieron lugar en la sala de conferencias de un hotel de Shanghai. Pekín envió una delegación de académicos y analistas, entre los que se encontraban varios ex oficiales del Ejército Popular de Liberación.
Las conversaciones informales entre las potencias nucleares tuvieron lugar en un momento en el que Estados Unidos y China están enfrentados por importantes cuestiones económicas y geopolíticas, y los dirigentes de Washington y Pekín se acusan mutuamente de negociar de mala fe.
Los dos países reanudaron brevemente las conversaciones de la Vía Uno sobre armamento nuclear en noviembre, pero desde entonces las negociaciones se han estancado, y un alto funcionario estadounidense ha expresado públicamente su frustración por la receptividad de China.
DESCONFIANZA ENTRE LAS POTENCIAS
El Pentágono, que estima que el arsenal nuclear de Pekín aumentó más de un 20% entre 2021 y 2023, dijo en octubre que China «también consideraría el uso nuclear para restaurar la disuasión si una derrota militar convencional en Taiwán» amenazara el dominio del PCCh.
China nunca ha renunciado al uso de la fuerza para someter a Taiwán a su control y en los últimos cuatro años ha intensificado la actividad militar en torno a la isla. De hecho, cada declaración hecha por China en este tema siempre lleva el recordatorio de la promesa de Beijing por tomar posesión de la isla.
Las conversaciones de la vía dos forman parte de un diálogo de dos décadas sobre armas nucleares y posturas que se estancó después de que la administración Trump retirara la financiación en 2019.
Después de la crisis global de salud en 2020, se reanudaron las discusiones semioficiales sobre temas más amplios de seguridad y energía, pero solo la reunión de Shanghái trató en detalle las armas nucleares y la postura.
Santoro, que dirige el grupo de reflexión Pacific Forum, con sede en Hawái, describió las «frustraciones» de ambas partes durante las últimas conversaciones, pero afirmó que las dos delegaciones veían motivos para seguir hablando. Se están planeando más conversaciones para 2025, afirmó.
El analista de política nuclear William Alberque, del think-tank Henry Stimson Centre, que no participó en las conversaciones de marzo, dijo que las negociaciones de la Vía Dos eran útiles en un momento de glaciación de las relaciones entre Estados Unidos y China. «Es importante seguir hablando con China sin ninguna expectativa», dijo, cuando lo que está en juego son las armas nucleares.
El Departamento de Defensa de EE.UU. estimó el año pasado que Pekín dispone de 500 cabezas nucleares operativas y que probablemente contará con más de 1000 para 2030. Esta cifra contrasta con las 1770 y 1710 cabezas nucleares operativas desplegadas por Estados Unidos y Rusia, respectivamente. El Pentágono dijo que para 2030, gran parte de las armas de Pekín probablemente se mantendrán en niveles de preparación más altos.
Desde 2020, China también ha modernizado su arsenal, iniciando la producción de su submarino de misiles balísticos de nueva generación, probando ojivas de vehículos de planeo hipersónico y realizando patrullas marítimas regulares con armamento nuclear. Las armas en tierra, mar y aire confieren a China la «tríada nuclear», distintivo de una gran potencia nuclear.
Según Santoro, un punto clave que la parte estadounidense quería debatir era si China seguía manteniendo sus políticas de «no ser el primero en usar» y de «disuasión mínima», que datan de la creación de su primera bomba nuclear a principios de la década de 1960. La disuasión mínima consiste en disponer de las armas atómicas suficientes para disuadir al adversario.
China es también una de las dos potencias nucleares -la otra es India- que se han comprometido a no iniciar un intercambio nuclear. Los analistas militares chinos han especulado con que la política de no ser el primero en utilizar las armas nucleares es condicional, y que éstas podrían utilizarse contra los aliados de Taiwán, pero sigue siendo la postura declarada de Pekín.
Santoro afirmó que los delegados chinos dijeron a los representantes estadounidenses que Pekín mantenía estas políticas y que «‘no estamos interesados en alcanzar la paridad nuclear con ustedes, y mucho menos la superioridad. Nada ha cambiado, todo sigue igual, ustedes exageran'», dijo Santoro al resumir la postura de Pekín.
Bonnie Jenkins, alta funcionaria estadounidense de control de armamentos, declaró en mayo ante el Congreso que China no había respondido a las propuestas de reducción del riesgo de las armas nucleares que Washington planteó durante las conversaciones formales del año pasado.
El portavoz del Departamento de Estado declaró a Reuters que «la negativa de Pekín a participar de forma sustantiva» en los debates sobre su desarrollo nuclear plantea interrogantes sobre su «ya ambigua política declarada de «no ser el primero en usar» y su doctrina nuclear en general». De hecho, al ver como cada vez China acrecienta su armamento nuclear más aceleradamente es obvio ver que Beijing se está preparando para algo.
El arsenal ampliado de China -que incluye misiles de crucero antibuque, bombarderos, misiles balísticos intercontinentales y submarinos- supera ya las necesidades de un Estado con una política de disuasión mínima y de no ser el primero en utilizarlo, y sin embargo, continúa con la producción de su armamento nuclear para acercarse lo más posible al armamento de EEUU.
EL «ENDGAME» DE CHINA Y EEUU EN LA REGION: TAIWAN
Por supuesto que esto no es coincidencia. Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia firmaron el año pasado un acuerdo para compartir tecnología de submarinos nucleares y desarrollar una nueva clase de barcos, mientras que Washington trabaja actualmente con Seúl para coordinar las respuestas a un posible ataque atómico.
De esta manera es que se dibujó el futuro de la isla de Taiwán, en donde cada vez más el fantasma nuclear se hace presente, pues la batalla por esta isla será el punto de inflexión en el que occidente perderá su control sobre China, algo catastrófico para la hegemonía estadounidense y que China ya ha prometido que lo hará.
Por ahora, se dice que nadie usará las bombas, pero eso son solo palabras vacías cuando ambos bandos cada vez aceleran más en una carrera armamentista nuclear. Lo que, sí se puede estar totalmente seguros, es que el conflicto de Taiwán es ya inevitable, y ambos bandos, antes de disparar un solo proyectil, ya se preparan para ello.